Cuando uno es poeta, pequeña,
cuando quiere algún verso escribir...
basta un soplo de amor, una pena
o una risa que pueda sentir.
Casi siempre me pasa esa cosa
si me encuentro con una mujer,
luego un verso le escribo a la hermosa
en lo claro del amanecer.
No por eso diré que la quiero,
pues tan sólo la he visto reír;
o, si fue su mirada, primero,
lo que me hizo ponerme a escribir
Luego escribo a su risa, a sus ojos
o a su pelo, si fue lo que vi;
o a sus labios, que estaban tan rojos
que besarlos con ansia sentí.
O le puedo escribir a una bella
que me quiera con honda pasión;
hoy le escribo a mi más grande estrella
hoy escribo por ti... corazón.