lunes, 7 de abril de 2008

Escribo por tí

Cuando uno es poeta, pequeña,

cuando quiere algún verso escribir...

basta un soplo de amor, una pena

o una risa que pueda sentir.

Casi siempre me pasa esa cosa

si me encuentro con una mujer,

luego un verso le escribo a la hermosa

en lo claro del amanecer.

No por eso diré que la quiero,

pues tan sólo la he visto reír;

o, si fue su mirada, primero,

lo que me hizo ponerme a escribir

Luego escribo a su risa, a sus ojos

o a su pelo, si fue lo que vi;

o a sus labios, que estaban tan rojos

que besarlos con ansia sentí.

O le puedo escribir a una bella

que me quiera con honda pasión;

hoy le escribo a mi más grande estrella

hoy escribo por ti... corazón.

Por un Capricho

Que ¿por qué lloraba yo?

¡Por un capricho!...

por una fugaz mirada

que en una noche callada

en tus ojos vi nacer

Porque no te podía ver…

porque al pasar por la vida

buscaba la luz perdida

de unos ojos de mujer

Cuanto tiempo perdí andando,

cuanto tiempo te buscaba...

quería ver si en ti encontraba

la mirada que soñé.

Lo siento, me equivoqué;

no había luz en tu mirada,

no había sueños, no había nada

de todo lo que soñé.

Lo siento, era un capricho;

un deseo de ver la nada

acaso por tu mirada

tú hubieras sido mi amor.

Un Sueño

A la niña de pelo dorado

que mirara en aquella ocasión;

la que ayer encontré, me ha robado

los ensueños de mi corazón.

Vi sus ojos, toqué sus manitas,

sus palabras tan dulces oí;

dos palabras que oí tan bonitas:

un saludo, un adiós para mí

y también me dejó en su mirada

un perfume de rosa sensual;

se alejó mientras yo despertaba,

y mi sueño allí estaba, era igual.

Me aturdí, nada pude decirle...

me miraron sus ojos cafés;

dijo adiós, le grité; ya era tarde,

no soñaba, era cierto esta vez.

Cuando yo soñaba

Se perdió aquel tiempo, se fue la tristeza,

se perdió el pasado que me hizo llorar;

se rompió mi lira, se murió mi musa,

se fue de mi mente la niña preciosa,

la niña orgullosa que me hizo soñar.

Hace tanto tiempo que casi me olvido

de aquella su risa, su voz, su cantar;

hace tanto tiempo se acabó aquel nido

donde me encontraba por su amor perdido

que ya no se donde se pueda encontrar.

Y hoy, tras tantos años, al pasar la vida,

es cuando comprendo lo feliz que fui;

para la tristeza, versos escribía;

para la nostalgia, cantaba mi lira;

cuando yo soñaba... cuando fui feliz.